Redacción y Producción: Nicolás Gercensztein
Triste, pero razones no le faltan a Miguel Ángel Castellini para decir lo que dice. Entrevista al ex campeón mundial, quien ahora dedica el tiempo a su gimnasio ubicado en el barrio porteño de Balvanera.
La entrada era un puerta muy chiquita, casi despectiva ante la fotocopiadora y el estacionamiento entre los que se encuentra, sin embargo, al bajar las escaleras aparece un gimnasio mucho más grande de lo que parecería. Pero eso no es lo más llamativo. Lo que realmente es interesante es el decorado del gimnasio. Cientos, pero podrían ser miles de cuadros, fotos, recortes de diarios y revistas cubren cada espacio de las paredes del lugar. Y ahí está él. Supervisando tanto al que practica con la bolsa como al que salta la cuerda.
-¿Cuando abriste el gimnasio?
-Esto arranca en el 82. La ultima pelea que hice fue en el 80, en el Luna Park, el 20 de septiembre creo. Y dos años después arranqué.
-¿Antes del retiro lo tenías pensando ya?
-Si. Me había dado la idea Abel Bailone, quien fue el primero que comenzó con esto. Cuando estuve en París viviendo, íbamos siempre a restoranes allá, con los chicos que estábamos acá Miguel Ángel Cuello, González y otros más. Íbamos a los restoranes de París y eran todos así allá, y yo dije: “El día que tenga un gimnasio voy a poner cuadros en las paredes”.
-¿Tuviste que aprender algo más a parte de lo que te dejó tu carrera?
-Mirá, el otro día acá vino un ex campeón mundial que tenía cinco defensas y no pudo trabajar conmigo porque no sabe nada de esto. O sea, el hombre no pudo quedarse conmigo porque no sabe enseñar y tiene cinco peleas de campeonato mundial. No lo voy a nombrar por supuesto. Yo aprendí en la mejor escuela de boxeo, la de Mendoza. O fue la mejor, no se si sigue siendo como antes. Y después siempre tuve una buena enseñanza y siempre supe como se empieza, como se arranca, que es caminando. El boxeador primero aprende a caminar, después la izquierda, la derecha, upercut, swing, es todo muy de a poquito, muy tranquilo el tema.
-En otros deportes, por ejemplo fútbol, tenis, mientras se practica uno juega bastante. En el box en cambio es todo muy gradual…
-Pasa que hay un tema en boxeo, perdona que te interrumpa, que se llama hacer guantes. Ahí se pega bastante. Habría que estudiar esa parte, porque cómo subo a un ring, por qué tengo que subir golpeado ¿no sería mejor aprender la técnica que golpearme en un entrenamiento de 4, 6 rounds?
A pesar de tener su propio lugar de enseñanza, que le llevó 28 años para que sea lo que es actualmente, Cloroformo, como le decían cuando peleaba, confiesa que su interés no está en la enseñanza personal; lo que le gusta es dirigir, capacitar a futuros maestros de la disciplina.
-¿Cómo ves a los chicos que empiezan? ¿Vienen interesados en seguir?
-Acá son todos empresarios, estudiantes, médicos, ejecutivos, abogados. Acá el que quiere aprender a boxear o tener buena salud sigue. El que quiere boxear (profesionalmente) por supuesto yo lo mando a la federación argentina de box, porque el tema mío no es para eso.
-¿Cómo ves nivel de los boxeadores de ahora en relación a tus tiempos?
-Pierden diez a cero con la época de antes. Siempre fue mejor antes. Hoy no hay nada, ni siquiera a nivel mundial. O sea es generalizado el tema de que el boxeo se está terminando.
-¿Tan así lo ves?
-Claro, no se ve de otro modo ¿Donde ves boxeadores? si no hay más
“La noche, las comidas, los bailes, la vida divertida en general, en boxeo no está. Hay que cuidarse demasiado.”
-¿Y porque creés que se da esto?
-Yo siempre dije que es un poco la comodidad de los chicos también. Los chicos hoy en día eligen otro tipo de cosas. Si la familia tiene buen pasar económico el chico elige estudiar y el día de mañana es un profesional. Si el chico tiene buen pasar económico y le gusta el boxeo, evitaría hacer eso. Porque es muy sacrificado. Cualquier empresa que uno tome, como levantarse a las 7 de la mañana, ir a la 1 a entrenar y eso es todos los días eh, el boxeador se entrena todos los días. Creo que se le ha escapado un poco al sacrificio que hay. La noche, las comidas, los bailes, la vida divertida en general, en boxeo no está. Hay que cuidarse demasiado.
Mientras nuestro protagonista hablaba, con la mirada fija en ningún lugar, los alumnos seguían saltando la soga o elongando, pero lo hacían automáticamente, ahora su atención era presa de las palabras de aquel luchador que había estado en lo más alto del pugilismo.
-¿Por qué empezaste a boxear?
-Antes, cuando era chiquito, era el deporte más popular en mi ciudad y yo quería figurar. Siempre recuerdo que quería destacarme en mi pueblo, había dejado de estudiar y elegí lo más popular en ese momento que era el box. Y bueno arranqué y me fue más o menos bien y más o menos mal.
-¿Que tan lejos queda en tu memoria la pelea con Duran?¿Cómo lo recordás?
-Me lo acuerdo como algo lindo. Lo que pasa es que antes llegábamos muy cansados a pelear por el título mundial, con 70 u 80 peleas. Hoy en día va un chico con 12 o 15 peleas, es una barbaridad.
-¿Fue el cierre de una etapa para vos?
-En el caso mío si, llegué muy cansado.
-¿Y cómo fue cuando perdiste el título, con Eddie Gazo?
-Horrible, horrible. Ahí también estaba un poco agotado, me tocó ir a Managua, un lugar muy desagradable. Es un espanto, eso no es para ir a pelear, ni para jugar un partido de fútbol ni pasear ni nada.
-Leí que te habían amenazado
-No sé si fue tan así, pero a veces pienso que si ganaba esa pelea a uno de los que estaban no le costaba nada hacer así (muestra con la mano como una pistola apuntando). Había como 30 armas. Afortunadamente lo puedo contar. Creo eh, capaz que no me hacían nada.
-Debe haber influido eso
-Uno puede decir no, uno puede decir sí, pero yo no sé que pasó. Yo me sentí muy mal allá, pero bueno, ya está. Se dio mal y punto.
“Antes llegábamos muy cansados a pelear por el título mundial, con 70 u 80 peleas. Hoy en día va un chico con 12 o 15 peleas, es una barbaridad.”
-¿Sabías como era la situación antes de ir o te agarró por sorpresa?
-La iba mirando de a poquito. Había mucha pobreza. Eso me deprimió bastante también. Estábamos en un hotel lujoso, caminábamos dos cuadras y había gente que tenía unos ranchos que era una cosa impresionante, una tristeza enorme. Pero bueno, yo fui allá a pelear y no me habré acomodado mentalmente.
-Acá le ganaste en tu retiro al propio Gazo
-Sí, pero era otra cosa ya. No era por el título, no era por nada. Ya está, mala suerte tuve.
Su cara mostraba que fue una situación difícil para él. Por eso cambiamos drásticamente de tema hacia su etapa de DJ. Contó que había empezado por un amigo suyo y porque además siempre le gustó la música. Para él es como orquestar, saber poner un tema al lado del otro pero con la misma sintonía. Sin embargo, cuando uno ve ese templo que es su gimnasio, donde se respira boxeo por todos lados, queda en evidencia que lo suyo estaba arriba en el ring y no en los boliches.
1 comentarios:
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