Ángel Clemente Rojas, un artesano del fútbol

Redacción y Producción: Magdalena Bombig, Melisa Gurevich y Yanina Santos

Un ìdolo indiscutido de Boca atendió a DePrimera y repasó sus mejores momentos en el club de la Ribera. Además, opinó sobre el presente del fútbol argentino: "Los chicos de hoy en día se dedican a otras cosas, les importa mucho el dinero, y los padres los hacen jugar forzados para salvarse". 

                                  Rojitas posa junto a  los colores azul y oro.


“¿Mi ídolo? Sin lugar a dudas, Ernesto Grillo. Cuando debuté le dí la pelota a él, yo tenía 17 años, jugaba al lado mío de diez. Después tuve la suerte de ser su amigo y le conté la historia de lo que había sido mi vida con él. Iba a jugar y decía que era Grillo. Fue lo más grande que vi como jugador y como persona”, recuerda el histórico jugador xeneize.

De Ángel Clemente Rojas se decía que era un gambeteardor, que jugaba en equipo, un virtuoso. Pero que poseía una en particular, su cintura. Cuentan que tenía la capacidad de sotear rivales, desconcertarlos con ella, algo que nunca más pudo observarse en otro jugador. “Todos hablan de mi cintura, pero yo no sé qué responder porque nunca me ví. En las entrevistas siempre me preguntan si hay algún jugador actual parecido a mí, y una vez contesté el Burrito Ortega, por decir alguien no porque pensara que en realidad era similar a mí. Después todos salieron a decir que la cintura de Ortega era parecida a la mía”.

-¿Cuál fue el mejor técnico qué te dirigió?

-Tengo los mejores recuerdos con Adolfo Pedernera, fue un grande en todos los aspectos de su vida. Como jugador fue un fenómeno, como técnico otro y como persona creo que fue más. Adolfo nació sabiendo todo, era un hombre bueno.

-¿Qué recuerdos tenés de Alfredo Di Stéfano?

-Que me perdone, habrá sido un grande en España pero acá yo nunca lo ví hacer nada. Me bajó a reserva porque no me quería, nunca me dio una explicación, pero agaché la cabeza y lo hice. Empezó el Nacional, y jugué de movida el primer partido en la cancha de Boca con San Lorenzo. Fui el goleador del equipo, y el jugador que más partidos tuvo, después me reía por dentro, él se tuvo que ir y yo seguí.

-¿Por qué le sacaste la famosa gorra a Amadeo Carrizo?

-Se la saqué porque yo era el más chico del plantel, y como había todo un mito de que la gorra le traía suerte los caudillos del grupo me mandaron. Siempre dije que le falté el respeto al más grande, como arquero no ví otro como él. Fue el mejor, un adelantado.

-¿Qué pasó luego?

-Me quería matar ese día, pero después con el tiempo nos encontramos fuera de la cancha y nos hicimos amigos. Para el día del maestro lo llamé para felicitarlo, ¡mirá lo que fue!

-¿Es verdad que Rattín se sentó en la alfombra real?

- Rattín no se sentó en la alfombra, lo único que hizo fue caminar por detrás del arco y agitar el banderín. Hace poco estuve con él y le dije `vos te hiciste famoso por esa alfombra´. Yo me río con él. Pero te aseguro que no se sentó en ninguna alfombra, yo no sé quién inventó eso”.

-¿Cuál es tu mejor recuerdo en Boca?

-La satisfacción más grande fue cuando dimos la vuelta olímpica en la cancha de River en el '69. Al año siguiente volvimos a darla, nos tiraron de todo pero no nos importó la dimos igual. Esas cosas no me las olvido más.

-¿Sentís que Boca tardó mucho en hacerte un partido homenaje?

-No, los clubes cuando te retiras no tienen obligación de nada. Nunca me esperé el homenaje que me hizo Boca, ¿a quién más le hizo uno? A nadie, a Maradona se lo hizo la AFA. Ese día me sentía mal, no me lo esperaba. Jugaron mis hijos, faltaban que jueguen mis nietos. Nunca lo hubiera pensado. Soy un agradecido de la gente de Boca.

-¿Te ves cómo uno de los máximos ídolos de Boca, incluso más qué Diego Maradona?

-Me da vergüenza decir que soy uno de los ídolos de Boca, lo aprendí de grande. No puedo decir que fui más que Diego, ¿querés qué me maten? Diego lo que lo ví hacer en el Nápoli no lo ví nunca en nadie. El será el mejor del mundo, pero en Boca me parece que le gano yo. Hay mucha diferencia, yo jugué diez años y gané cinco campeonatos, el jugó un año y ganó uno.

-¿Cómo fue tu relación con los hinchas?

-Cuando me retiré estuve como ocho años sin ir a la cancha. Creía que la gente se había olvidado de mi. Pero un día me llaman de Boca y me invitan a viajar por el interior del país, a las peñas del club. Acepté sin pensarlo y ahí me di cuenta lo que representaba para la institución. El cariño de la gente era tremendo.Ahí me dí cuenta que regalé ocho años de mi vida”.

-¿Qué pensás de Juan Román Riquelme?

-Riquelme tiene todo el talento, nadie puede dudar lo que fue y es Román como jugador. Fijate que cuando no juega todo Boca lo espera con ansias.

-¿Crees qué deben volver los torneos largos?

-Sí, antes la historia era otra cosa. Jugábamos todos contra todos, ida y vuelta. Trabajábamos durante todo una año para lograr un campeonato, y era muy difícil. Ahora, los torneos duran tres meses, a los equipos que ascienden se les hace muy difícil. Quilmes el campeonato que viene tiene que sacar 50 puntos, ¿cómo lo va a hacer? Ya está condenado, tiene que hacer un equipo como el Barcelona para salvarse. En cambio, ¿a vos te parece que River puede descender? No, van a hacer lo imposible para que no pase porque factura mucho y no es negocio.

-Por último, ¿en qué cambió el fútbol de tu época con el de ahora?

- Antes habían cinco jugadores que jugaban bien en cada equipo, mientras que ahora es difícil encontrar esa cantidad. Carecemos de potreros, y eso se siente. Además, los chicos de hoy en día se dedican a otras cosas, les importa mucho el dinero, y los padres los hacen jugar a los chicos forzados para salvarse. Antes un campeonato duraba un año y era muy difícil. Ahora son torneos que duran tres meses. Boca y River juegan en el año diez veces, en mi época se enfrentaban dos veces en todo el año y la gente empezaba a palpitar el clásico un mes antes”.

Rojitas estuvo a punto de colgar los botines cuando se enteró que su madre había sido arrollada por un tren. Sin embargo, gracias a la ayuda de sus hijos y amigos siguió en el fútbol, y se convirtió en un artesano del mismo.