sábado, 5 de febrero de 2011

Manu Ginóbili, una estrella en el cielo más grande


La historia gloriosa de Emanuel Ginóbili en la NBA suma un nuevo capítulo con la designación al All-Star Game 2011, el 20 de febrero, en Los Angeles. Esta será su segunda participación en un juego de estrellas. Con casi 19 puntos de promedio lidera a los San Antonio Spurs, y sueña con su cuarto anillo de campeón.
Manu llega al All- Star Game por cosas como esta.

La distinción hacia el bahiense se justifica en los alucinantes números propios y los de su equipo, los San Antonio Spurs, líderes absolutos de la liga, con marca de 41 victorias y tan sólo 8 derrotas. Si bien las estadísticas son importantes, los especialistas siempre destacan el carácter y la fortaleza mental del argentino, que en jugadas decisivas siempre recibe el balón y no esquiva la responsabilidad. Esta es su novena temporada en la mejor liga del mundo y desde ese 29 de noviembre de 2002, día del debut frente a Los Angeles Lakers, marcando al mismísimo Kobe Bryant su rendimiento siempre fue en alza y con tres anillos de campeón en su prodigiosa mano izquierda, y dos Juegos de las Estrellas en su currículum -el anterior en 2005- es considerado, hoy por hoy, de los mejores jugadores de la NBA.
Esta fue la primera experiencia en el Juego de las Estrellas en Denver

Durante sus campañas tuvo que luchar contra las lesiones, e incluso su técnico Gregg Popovich lo relegó, en su momento, al banco de suplentes, pero Manu siempre puso todo su esfuerzo, y su tan característica garra, hasta convertirse en 2008 en el mejor Sexto Hombre de la NBA -mejor suplente-. Todas estas cualidades le sirvieron para ganarse el respeto de propios y extraños, ya que para este All-Star Game fue elegido por todos los técnicos de la liga.

Si pensaron que todos estos logros se le subieron a la cabeza se equivocaron. A todas las virtudes antes mencionadas hay que agregarle la humildad. Ginóbili siempre piensa en el bien colectivo, si Popovich lo necesitara saliendo desde el banco, como lo hizo en el pasado, el resignaría su protagonismo sin problemas en pos del equipo. Manu siempre dijo que los logros individuales son superfluos para él sino se consiguen los objetivos de todo el conjunto.

En la liga más espectacular del mundo, donde el marketing es rey, y los flashes se los llevan los jovencitos que  vuelan como pájaros, un muchacho de Bahía Blanca, medio pelado, deslumbra con sus potentes penetraciones, sus letales triples y su tenaz defensa y obliga a todos a reconocerlo como lo que es, una superestrella de la NBA.

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