Redacción y Producción: Nicolás Gercensztein, Melisa Gurevich y Fernando Salinas
Ya más realidad que promesa, el hijo de Hugo, está en la búsqueda de su propia historia con la camiseta de la selección argentina, sin tener en cuenta lo que ya representa su apellido por sí solo.
Hijo de Hugo y Sonia, Facundo Conte lleva el vóley en los genes. Sus hermanas Camila y Micaela también lo practican, lo que da la pauta de una familia con una pasión particular por ese deporte. Pero la cosa no siempre estuvo tan clara para su futuro. “Desde chico hago muchos deportes: handball, atletismo, vóley. Después, por los tiempos, tuve que elegir uno. Me quede con vóley porque lo llevo en la sangre. Pero sí, era bueno en handball”.
Sin embargo, parece que mal no eligió ya que con tan sólo 21 años jugará su cuarta temporada en Italia, la primera en la máxima categoría, la A1 para el Macerata, equipo del centro de Italia.
-Hace un tiempo dijiste que te daba un poco de miedo ir a jugar a Europa tan joven, ¿Ahora cómo te sentís al respecto?
-Va a ser la cuarta temporada y ya estoy demasiado curtido. No era miedo sino incertidumbre porque no sabía si estaba para jugar o no. Jugué tres años en la A2, practicando con jugadores más grandes. Me hice un lugar como titular y ahora tuve un salto de calidad a la A1.
-Ahora van delante tuyo jugadores más importantes que la temporada pasada, ¿Cuál es tu objetivo?
-Sin dudas son grandes jugadores. Todos están en sus selecciones, hasta los suplentes son de gran categoría. Pero bueno, primero intentaré entrar en el ambiente de la A1 de la mejor manera posible, seguir mejorando y después hacerme un lugar en la cancha.
Curiosamente, en el Bologna, club donde jugaba en Italia, tuvo la rara experiencia de ser dirigido nada más y nada menos que por su padre.
-¿Cómo era el después de los partidos? ¿Discutían o se quedaban callados?
-El primer año peleábamos y las cenas eran un poco problemáticas. La última parte el equipo anduvo bien, perdió pocos encuentros, así que no había mucho para discutir. Además, estuve mucho tiempo lesionado, por eso tampoco influía mucho. Tener al entrenador en casa es complicado.
-¿Hugo te pidió alguna vez que te quedaras en el Bologna?
-Siempre me habló como padre, no como entrenador. Él me decía que me quería tener en su equipo no porque soy su hijo, sino por mis condiciones de jugador. Finalmente el plantel se bajó de la liga y yo me fui.
Su paso por la selección argentina empezó con los juveniles, en los que tuvo grandes resultados, tanto a nivel individual como grupal.
-¿Tenés algún recuerdo del Mundial de Argentina en 2002?
-Yo era muy chico y fui de espectador a ver a mi viejo.
Obviamente la emoción de estar en el estadio lleno, con mi papá adentro era algo muy lindo. En ese entones decía: “Algún día espero estar ahí”. Fue algo muy emocionante.
-¿Cómo se ven para el Mundial de Italia?
-Sabemos que hay equipos superiores, pero tenemos una zona bastante accesible. Esperamos pasar la primera ronda y después ver cómo van los resultados.
Para pasar a la segunda fase de la Copa del Mundo, el equipo nacional deberá enfrentarse con Venezuela, México y Estados Unidos.
-¿Creés que puede complicar la altura de los rivales?
-Si, seguro. Estamos entrenando para contrarrestar ese problema. Hay equipos como Rusia o Cuba de 2m10, 2m15 que te pasan por arriba. Somos enanos digamos. Hay que suplir esa diferencia con técnica, táctica y picardía, que en eso somos los mejores. En base a eso darle para adelante.
-¿Tomás como una responsabilidad que el técnico (Javier Weber) te haya nombrado subcapitán del equipo?
-Obviamente tiene un cierto peso tener tal liderazgo en el plantel. No soy el capitán. Estoy más bien para acompañar a Rodrigo Quiroga, que es quien lleva la cinta. Estamos juntos para comunicarles a los más chicos el juego que propone Weber.
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