Antonio Serpa: “Me llegaron amenazas de muertes”

Redacción y Producción: Melisa Gurevich y Nicolás Gercensztein

Cada lunes, la contratapa del diario Olé deja de lado su rol informativo y le da espacio a El Contra.  Detrás de este irónico personaje, hay un periodista quien se calza la ropa del hincha y abandona el escritorio para ponerse detrás del alambrado para disparar a todos lados.

Antonio Serpa además es editor de Boca en el diario. 

E_En cualquier resumen podría haber aparecido que Carlos Tévez estuvo alerta o atento para robarle la pelota a José Reina en  el 4 a 1 de Argentina ante España en el Monumental. Mientras que El Contra, ese curioso personaje de la contratapa del diario deportivo Olé, puso que “el de Carlitos Tévez fue un gol de punga”. Así habla Antonio Serpa cuando se pone en la piel de su personaje, el cual ironiza al límite el papel del fanático. Aquel hincha que siempre encuentra un pero o aquel que inventa las maneras más ingeniosas de gastar a su rival, podrá sentirse identificado con una de las columnas referentes del único periódico argentino dedicado totalmente al deporte. Sin embargo, no todos le ven el lado gracioso a esto.

-¿Pensás que el público conoce mucho al personaje y no tanto a la persona que está detrás?

-Puede ser que la gente me conozca más como El Contra que como Antonio Serpa. Pero también hubo una época en la que para hacer este tipo de cosas se usaban muñequitos o lo que sea. Acá está mi nombre, mi apellido y, para las buenas o para las malas, tienen mi mail a disposición. En el 2008, me mudé, no pedí la no publicación de mi número de teléfono en la guía y me empezaron a llegar amenazas de muerte todo el tiempo, de hinchas de Tigre por ejemplo. Si bien lo conocido es el personaje, el hecho de que esté el nombre lo personaliza un poco. Por lo menos en el medio está el reconocimiento.

¿Cómo surgió la idea del personaje?

-A partir de un cambio, un quiebre que hubo en el diario, en el cual lo que se intentaba hacer era ponerse en la piel del hincha. Es el nacimiento de los De Frente que, por ahí con los Medalleros, son las piezas más emblemáticas del Olé. Lo que queríamos hacer era demostrar que los periodistas son hinchas también. Este personaje es el anti-hincha. Es el hincha de nadie o el que está en contra de todo, que agrede gratuitamente a todo el mundo.

¿Creés realmente lo que escribís?

-Algunas cosas sí. El secreto del éxito de la columna es que es lo suficiente ambigua para que la gente se pregunte: “pero este chabón está hablando en serio o en joda”. Por momentos es xenófoba, es discriminadora, un montón cosas que no comparto, pero hay otros temas futbolísticos que sí. Muchos me lo preguntan. La gran mayoría ya no. Digamos, si antes tenía 90 que me insultaban y 10 que me elogiaban, ahora la proyección se invirtió. También es verdad que es más la gente que escribe para putear que para hablar bien.

¿Cuál fue el problema más serio que tuviste?

-Lo más groso es esto de las amenazas de muerte, por teléfono. Porque también le llegaron a mi mujer, además justo nacía mi hijo. En el mail tengo miles. Este último tiempo, por ejemplo, volaron los mails puteando porque me metí con la hinchada de Rosario Central.

¿Cómo empezó todo?

-Empecé en 1990 trabajando en un diario que era todo lo contrario de Olé. Un diario de información general, hiper conservador, que se llamaba la Prensa, que todavía sigue existiendo. Arranqué haciendo lo que hace cualquier cronista deportivo: cubrí ascenso, comentando, escribiendo las síntesis, las calificaciones de los jugadores. Iba casi gratis y hasta a veces ni me cubrían los viáticos. A veces tenías que ir hasta la cancha de Berazategui y no te alcanzaba para los dos colectivos, ni ahí. Luego empecé a hacer partidos de primera. También trabajé en interés general, sobre notas que me interesaban. Hice todo eso hasta que entré en Olé, seis meses después de que haya arrancado, y desde ese entonces, hasta que nació el personaje, deben haber pasado unos 5 o 6 años. Con El Contra se recuperó un poco el estilo del principio. El diario, en sus inicios, era re contra zarpado. En el 1996, cuando se crea el diario, tenía mucho de hincha, había una pieza que se llamaba “comparaciones odiosas”. Ahora está como mucho más tranqui. Y bueno, hice la carrera normal de un periodista deportivo hasta que llegó esta oportunidad. Pero no me quedo con esto sólo. El resto de los días soy editor en Boca.

En relación con tus inicios, ¿lo ves mejor a Olé?

-Con el tiempo fue sufriendo cambios. Está más maduro. El estilo se mantiene desde el principio, pero lo que se modificó mucho fue el medio en relación con Olé. El diario fue marcando las pautas de conducta del periodismo deportivo, desde la desaparición casi virtual de El Gráfico, que sale una vez por mes, hasta el hecho de seguir tan a fondo a los protagonistas, los entrenamientos. Cuando Olé arrancó no había la cantidad de programas de deportes que hay ahora, no había una radio íntimamente dedicada al deporte. Ahora la competencia se hizo feroz. Antes, las demás secciones eran bastante chicas, salvo la de Clarín. De esto pasa algo muy loco porque Olé y Clarín son la misma empresa y hay mucha pica entre ambos. La obligación de Olé es ganar siempre. Si empatas, perdés. Si la razón de tu existencia es que vos estés antes que nadie en el deporte y vos empatás con alguien, es como que dejás de existir.

Por momentos, pareciera que todo vale, que no hay cosa incapaz de transformarse en burla. Sin embargo, Serpa reconoce que hay ciertas cosas muy frágiles para llevar al humor.

¿Se pone límites El Contra?

-Es un personaje que juega mucho con eso y, en general, los límites los marcan o los jefes, o la propia conciencia, porque por ahí toca algo muy personal de alguien. Por ejemplo, con el problema de Ortega no jodo o casi no lo hago nunca, con el accidente de Buonanotte tampoco. Con Ortega lo único que puse en un súper clásico fue: “no vino”. Y hasta con eso ya se armaba quilombo. Es todo muy difícil, porque te estás metiendo con la vida personal de alguien y es complicadísimo. Lo que tenés que hacer es joder con el fútbol. El tema está un poco en hasta dónde las cuestiones personales influyen en las profesionales. Que Ortega falte a tres entrenamientos porque se emborrachó, la verdad que podría ser una razón para escribir algo. Pero al mismo tiempo es una enfermedad y hay que tener cuidado. Con las enfermedades no se puede joder, está claro.

¿El personaje podría aparecer en otro medio?

-Supongo que sí. En radio lo veo más probable que en televisión. Con El Contra lo que me pasó es que me fui metiendo en el personaje. La gente me jode y me dice muchas veces que me comió el personaje. Ahora en Twitter voy tirando cositas, pero me cuido de no poner mucho, si no me quedo sin letra para el fin de semana. Empecé con el Twitter ahora que me fui a Brasil a ver como veían los brasileños el Mundial y arranqué ahí como hincha brasileño.

¿Tuviste problemas con algún famoso?

-Me llamó Bertoni, cuando era técnico de Independiente, y también Basile, cuando estaba en Boca. Al Coco me lo cruzaba seguido y me decía: “Sabés las veces que te quise ir a cagar a trompadas y me paraban mis amigos”. Sin ningún filtro. “Porque vos hacés un laburo que es jodido. Vos pusiste que Batistuta era un gordo alfajorero y eso no es humor, eso es verdad”. Genial el Coco. Hay tipos que se lo toman bien y otros que se hacen mala sangre, como Gracián o Jonás Gutiérrez.

¿Cambió algo con la pelea Kirchner-Clarín?

-No. Independientemente de todos los problemas que puede tener el grupo con el Gobierno, a Olé no lo complica. Sinceramente, que el grupo haya perdido el negocio del fútbol, a Olé puntualmente no le significa nada, la cobertura de los partidos las hacemos igual, transmita quien transmita.

¿Qué se necesita para hacer la columna?

-El personaje te tiene que gustar y tenés que tener algo de eso, porque inventar no lo podes inventar. No podés hacer algo que no sientas, porque podés sostenerlo en el tiempo. Adoro el personaje. Creo que es uno de los grandes personajes de Olé. Es un hallazgo brillante.

¿Se retirará El Contra? ¿Cómo ve el final con la contratapa?

-Sería una tapa negra (risas). La verdad que no tengo ni idea. Hoy estamos pensando en evoluciones, en cuestiones que tengan que ver a apuntar a algo más multimedio. No puedo decirles nada, pero estamos pensando en otros formatos que no sean el escrito, pero eso lleva también su tiempo de desarrollo, de elaboración, de producción. Tiene sus costos.

“Con (Ariel) Ortega lo único que puse fue en un superclásico:`no vino´. Y ya con eso se armaba quilombo”

Podría llegar a ser algo que funcione, pero tampoco queremos abusar de El Contra. Creemos que está bien donde está y la frecuencia que tiene. Si tuviera una frecuencia mayor, terminaría cansando. Está bueno que lo esperen, que lo deseen. De la otra manera perdería valor. Cuando hay un acontecimiento especial, como un Mundial, que te da leche todos los días, está bien. Pero todo tiene su límite y está bueno que se lo cuide para no cansar. De hecho, para mi gusto estuvo saliendo más veces de lo que me gustaría. Me parece que se desgasta un poco.

Así como el simpático Eber Ludueña, el personaje El Contra busca despertar sonrisas mediante el deporte más popular del planeta. A veces lo logra y otras veces no tanto. Sin embargo, Antonio Serpa entiende el juego y se banca las críticas, porque tiene en claro qué, en algún punto, más de uno pensará lo que ve en la columna aún antes de leerla.