miércoles, 19 de enero de 2011

Simeone: del éxito a la agonía

Redacción y Producción: Leandro Ulloa

Como jugador fue líder y ganador. Pero como DT, alternó buenas y malas sin escalas. De campeón del fútbol argentino y candidato para la Selección, a irse por la puerta de atrás en todos los clubes que dirigió. Hoy, el Cholo tiene revancha en Italia, con el llamado de Catania. ¿Se repetirá la historia?


Luego de varios meses sin dirigir, Simeone estará al frente del Catania italiano.
No caben dudas de las cualidades de Diego Simeone como técnico. Y tampoco cabe ninguna duda que, en los clubes en los cuales dirigió, dejó su huella. Para bien o para mal, el Cholo quedó marcado en cada club en el que estuvo en su carrera.

Cuando debutó como DT, allá por 2006, agarró un fierro verdaderamente caliente: Racing, el club de sus amores. Pasó sin escalas de jugador a técnico para reemplazar a Quiroz durante el Clausura. Pero el comienzo no fue alentador: tres derrotas consecutivas, incluido el clásico con Independiente en su debut (0-2) y un doloroso 0-3 ante Boca. La campaña no fue brillante, pero consiguió un hecho único para los tiempos que corren en el club de Avellaneda: 4 triunfos consecutivos, algo que ni el equipo de Ricardo Caruso Lombardi en el Clausura 2009 –con 30 puntos- ni el de Miguel Ángel Russo en 2010 -29 unidades en cada torneo- pudieron lograr. Además, se impuso en el clásico ante San Lorenzo. Pero el esfuerzo no alcanzó y los dirigentes decidieron no tenerlo en cuenta.


En el Estadio Único de La Plata. Con Estudiantes fue campeón en su primer torneo.
Para el Apertura de ese mismo año llegaría a Estudiantes, en reemplazo de Jorge Burruchaga. Allí escribiría sus primeras páginas de gloria: en su primer torneo completo como DT, ganaría su primer título, definiendo el campeonato en un recordado desempate en la cancha de Vélez ante el Boca de Ricardo La Volpe. El Clausura 2007 también tuvo al Pincha en los primeros planos -salió 3ero, perdiendo solo dos partidos- y un poco más lejos en el Apertura de ese mismo año, en el sexto lugar. Pero llegando a fin de año, y sin dar demasiadas explicaciones, renunció a la dirección técnica y se alejó del club por la puerta de atrás para asumir como técnico de River. Una actitud que, a pesar del título conseguido, todavía no le perdonan por ciudad de las diagonales.

En el club de Núñez repetiría lo conseguido en La Plata y sería campeón en su primer campeonato, el Clausura 2008. En ese semestre, tuvo que sufrir la eliminación de la Copa Libertadores ante San Lorenzo, en su cancha y con dos hombres mas, en lo que significó un papelón histórico para la historia del club. Aunque no sería el único. Para el Apertura, ya sin Juan Pablo Carrizo y Ariel Ortega –excluido por él-, que habían sido las figuras del campeón, el equipo protagonizó un nuevo bochorno: salió último por primera vez en la historia de los torneos cortos. Y para colmo, en la vereda de enfrente, Boca se consagraba campeón. Simeone abandonó el barco antes de tiempo, luego de ser eliminado de la Copa Sudamericana ante las Chivas de Guadalajara.


En River fue campeón, echó al ídolo Ortega y fue último. Y abandonó el barco.
Su nuevo destino fue San Lorenzo. A Boedo llegó en reemplazo del cuestionado Miguel Ángel Russo, con la difícil tarea de comandar un equipo recientemente eliminado de la Copa Libertadores. En el final del Clausura, el equipo pudo rescatar algunos puntos y, para Apertura, cambió radicalmente la actitud y peleó el torneo en las primeras fechas. Pero esa rebeldía del equipo en el comienzo del torneo se diluyó rápidamente, el equipo dejó de responder y el Ciclón finalizó deambulando por la mitad de tabla. Con más de un campeonato encima en Boedo, encaró el 2010 con ganas de repetir lo hecho en Estudiantes y River. Pero lo único que pudo imitar fue el final: la renuncia. Tras un arranque que dejó al equipo sin chances de pelear el título, se alejó de la institución azulgrana en la fecha 12, luego de perder con Gimnasia en el Nuevo Gasómetro. La relación estaba desgastada. 

Hoy, luego de varios meses fuera de los bancos de suplentes, una nueva oportunidad se le presenta a Simeone. Candidato para la Selección Nacional en algún momento para algunos, técnico del montón para otros, el Catania puso sus ojos en él tras despedir a Marco Giampaolo. Y, con 40 años, tendrá su primera experiencia en el extranjero. ¿Tendrá la misma suerte que tuvo hasta hoy, alternando buenas y malas, alegrías y fracasos, del éxtasis a la agonía? ¿O encontrará el equilibrio necesario para no tener que salir por la puerta de atrás por malos resultados? El tiempo dirá. 

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