Redacción y producción: Nicolás Merletti
Nació bajo el nombre de Walker Smith, tal como su padre, pero muy pocos conocen a Ray Sugar Robinson por su nombre real. De infancia muy pobre, Smith comenzó a boxear a los 13 años en veladas clandestinas, peleaba hasta dos veces por día para ganar dinero para su familia. Un año después decide tomarse el deporte mas en serio, pero con sus 14 años no podía solicitar una licencia para pelear, por lo tanto utilizó la de un amigo suyo, un tal Ray Robinson. Aquí comenzó la leyenda. Smith renegaba de su nombre, porque era el mismo del hombre que lo abandonó a los dos años, por esto decidió conservar su nuevo nombre.
Durante toda su carrera y gracias a un estilo único, veloz y elegante, logró convertirse en uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos. Un periodista le puso el apodo de Sugar porque su estilo de pelea era dulce como el azúcar. Fue campeón mundial en seis oportunidades y ganó 173 de sus 200 combates como profesional. Una de las mayores rivalidades de la historia del deporte fue la que mantuvo con Jake La Motta, a quién venció en cinco de seis enfrentamientos, uno de ellos conocido como la “masacre de San Valentín”, el 14 de febrero de 1951, cuando tras 14 asaltos de castigo brutal el árbitro decretó el KO técnico en favor de Robinson. Esta pelea está retratada en la película acerca de la vida de La Motta, “Toro Salvaje”.
Robinson tenía una personalidad extravagante y se codeó con el jetset de Hollywood, se daba todos los gustos posibles, tomándose revancha de su infancia tan humilde.
Sugar es considerado por muchisimos especialistas como el mejor “libra por libra” de toda la historia, incluso el gran Muhhamad Alí contó varias veces que fue su ídolo y modelo a seguir. Otros grandes del boxeo como Ray Leonard y Shane Mosley usan el mismo apodo de Ray Robinson, quién era dulce como el azúcar.
0 comentarios:
Publicar un comentario