viernes, 21 de enero de 2011

Rey para algunos

Redacción y Producción: Leandro Ulloa

David Nalbandian quedó eliminado de manera categórica en segunda ronda del Abierto de Australia por el lituano Berankis. Perdía 6-1, 6-0 y 2-0 cuando tuvo que abandonar el partido. “Me quedé sin energías”, escribió en su Twitter post partido. Y surge la incognita, ¿puede David volver a estar en los primeros planos? ¿Su físico se lo permite? Y por otro lado, ¿le interesa hacerlo?

El Rey David tuvo que abandonar en segunda ronda. Su físico le pasó factura.
"Me quedé sin energías, con sensación de debilidad y mareos. Me encontré débil y me mareaba al sacar. Estaba vacío.”. Luego de la aplastante derrota ante Berankis, por la segunda ronda del Abierto de Australia, David Nalbandian contó, vía Twitter (@nalbandiandavid), sus sensaciones post partido. El que se levantó a la madrugada argentina para ver, tal vez, al mejor jugador argentino luego de Guillermo Vilas, seguro se llevó una gran decepción: David deambuló la cancha. Apenas sacó un game de quince y se mostró vencido, sin energías, consecuencia de las casi cinco horas que batalló ante Leyton Hewitt en su debut en Australia. De la gloria total de aquel triunfo, de ser el Rey David, el héroe argentino, de despertar el “que grande Nalbandian, cuando quiere le gana a cualquiera”; a el pálido jugador de hoy, de ritmo cansino, sin fuerzas, que despierta el “a Nalbandian no le importa el tenis, juega cuando quiere, así nunca va a llegar lejos”.

Esta breve participación de Nalba en el primer Grand Slam del año es un fiel reflejo de su carrera. Lo espectacular, lo majestuoso, lo heroico ante un rival de “cuartos de final”, local, y siempre complicado como Hewitt en primera ronda. Y la contracara hoy, ante un rival inferior, recibiendo una paliza y caminando la cancha en todo momento. Así es el “gordo”, como les gusta decirle despectivamente sus detractores y cariñosamente sus amantes.

La mejor cara de David: con el trofeo en el Masters de 2005. Histórico.
Alguna vez, en una nota con Gustavo Luza en DePrimera, el ex capitán de Copa Davis nos confesó: “Nalbandian está donde quiere estar, hizo con su carrera lo que quería hacer. Él no vive para jugar al tenis, vive del tenis”. Estas palabras, saliendo de la boca de alguien que realmente lo conoce –fue su entrenador en Juniors-, no hacen más que reflejar la manera en la que David tomó –y lo sigue haciendo- su carrera. Porque no hay dudas que, si de condiciones se habla, las tiene todas. “Es el mejor tenista que yo vi en mi vida sin ninguna duda. Es el que mejor entiende el juego, el que mejor ve la jugada. El que hace exactamente lo que tiene que hacer. Un talento impresionante”, confesaba sin pelos en la lengua Luza, en la misma nota. Pero tampoco se puede escapar a la realidad de que, si de cuestiones profesionales de un deportista se trata, al Rey David no le gustan mucho esas obligaciones. 

No hay manera de comprobarlo, pero no sería una locura pensar que, de llevar una vida como la de Federer o Nadal, estuviese peleando allí arriba con ellos y ya hubiera logrado esa cuenta pendiente llamada Grand Slam. Pero, por el contrario, él prefiere disfrutar su vida. Y así y todo, le alcanza para ser el mejor tenista argentino de Vilas a esta parte y, de vez en cuando, meter un “batacazo” como el Masters de 2005. De irse a pescar al Sur, con amigos y sin entrenar, a ganarle a Roger en la final y levantar el trofeo de maestros. Así es Nalbandian. “Es una picardía que no haya llegado a más, pero él hizo lo que quiso con su carrera. Ganar plata, ser un campeón, comer asados, las mejores minas, los mejores autos. Ese es nuestro objetivo. Hasta ahí llegamos. Tal vez yo en su lugar hubiera hecho lo mismo, porque yo también soy argentino. Pero para mí es el mejor que vi en mi vida”, concluye Luza. David Nalbandian, Rey para algunos. Tómalo o déjalo. 

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